Huérfana desde pequeña, Nina se vio obligada a robar para sobrevivir, hasta que sus únicos ojos de lapislázuli atrajeron la atención de su secuestrador, el Príncipe Azure. Para su sorpresa, él ordena que asuma el rol de la princesa-sacerdotisa fallecida, Alisha, quien compartía sus ojos. Aunque su destino parece mejorar, Nina no quiere dejar atrás su antigua vida sin resistencia. Sin embargo, el ingenio de Azure la desafía, y mientras surgen nuevos sentimientos, debe recordar que su futuro matrimonio está destinado a otro.